La familia de Manuel Fernández Giménez, muerto en la cárcel de Albocàsser el pasado 22 de octubre, todavía no sabe lo que le pasó. El cuerpo de Manuel les fue enviado precipitidamente, con escasísimas explicaciones, dadas brutalmente, sin ningún respeto por el dolor de la familia; con una orden de enterramiento a todas luces irregular; con evidentes signos de violencia, y sin que se cumplieran formalidades legales irrenunciables, como el ofrecimiento de acciones a la familia dentro de las diligencias abiertas. Al pedir una segunda autopsia, se la denegaron, aduciendo que aún no se tenían los resultados de la primera. De todas maneras, hubiera sido difícil hacerla, por haber salido el cadáver de la jurisdicción del juzgado competente –al haber sido enviado desde Castellón a Murcia– dejándolo en condiciones que hacían imposible su conservación.
La familia ha insistido en pedir públicamente, por diversos medios, explicaciones y responsabilidades por la horrible muerte de un muchacho de 28 años, sano como una manzana, logrando cierta repercusión. Pero esta es la hora en que, seis meses después, aún no se conocen los resultados de esa primera autopsia y no se han ampliado lo más mínimo las primeras «estimaciones» forenses sobre el fallecimiento: «muerte súbita a estudio». Si la familia no se hubiera personado en las diligencias, oponiéndose en apelación a la decisión de archivar el caso y pidiendo nuevas pruebas, todo estaría ya olvidado oficialmente.
Lo que no deja lugar al olvido es el gran dolor de la familia terriblemente apenada y llena de indignación por la muerte de Manuel mientras estaba «al cuidado» del Estado. Por las sospechas de que fue maltratado antes de morir e incluso asesinado, que no se han visto desvirtuadas en lo más mínimo. Y por el indigno trato recibido de las administraciones penitenciaria y judicial.
Ayer, lunes, 9 de abril, convocaron una concentración ante la delegación del gobierno de Murcia, «para reclamar los derechos de los presos y justicia para todos aquellos que han muerto en la cárcel» y recordar la muerte de Manuel Fernández Giménez, sus oscuras circunstancias y el sospechoso y cruel comportamiento de los agentes del Estado. Apoyaron la convocatoria, al día siguiente del día del Pueblo Gitano, 8 de abril la Asociación de Gitanas Feministas por la Diversidad y también la Coordinadora Antirrepresión de la Región de Murcia.
Un abrazo gigante a la familia de Manuel y en especial a Antonia. Ojalá nos encontremos pronto y podamos abrazarte personalmente. Nos impresiona tu coraje y dignidad. Tu hijo estaría orgulloso de ti. Nuestro reconocimiento al pueblo gitano y en especial al grupo de mujeres gitanas feministas, y también a la coordinadora antirrepresión de Murcia y a todas las personas solidarias que acompañan a las familias en estos trances tan duros. Y muchas gracias a los medios que dan voz a las familias. ¡Basta de racismo, de abusos y de opresión! Ya que las autoridades responsables no responden ante su conciencia, lo harán ante las nuestras. Si nos plantamos ante ellas, ya no pueden, como pretenden, hacernos cómplices de las muertes de nuestros familiares. ¡Adelante, humanidad!