La extraña relación entre delincuencia y cárcel

Como dijimos, vamos publicando una serie de artículos de Ignacio González Sánchez que se pueden encontrar en the social science post, una página que pretende acercar a la gente investigaciones universitarias. En este se analizan datos estadísticos según los cuales, contra la creencia general de la masa desinformada, mientras la cantidad de delitos conocidos por la policía en los 25 años anteriores a su elaboración –el artículo es de 2014– ha permanecido estable o ha disminuido, el número de personas presas casi se ha duplicado. Es decir, que el uso que se hace de la cárcel no tiene demasiado que ver con la llamada «delincuencia».

La delincuencia se ha convertido en una experiencia cotidiana para la mayoría de nosotros. Es raro el día en que no oímos algo sobre un robo o un asesinato, incluso aunque no salgamos de casa. Los vecinos, la televisión, internet. Para la mayoría se trata de una experiencia diaria, si bien indirecta. La criminalidad, y la inquietud que nos genera, nos acompañan regularmente y, sin embargo, ¿cuándo fue la última vez que te robaron?  (De manera directa, no a través de la corrupción…).

Cuando se le pregunta a la gente por la situación delictiva en España, la mayoría está de acuerdo en que es mala, y el 92% está seguro de que la delincuencia ha aumentado mucho o muchísimo en los últimos años (ODA, 2005). Mucho o muchísimo, ojo. Saber si esto es cierto es algo muy complicado, para lo cual le podemos preguntar a distintas personas. Lo habitual, aunque sea sólo por inercia, es preguntarle a la policía, que son los profesionales en la materia. Cuando uno mira sus datos, ve que la delincuencia en España ha disminuido levemente (dentro de una estabilidad general) desde 1989 (es decir, durante los últimos 25 años).

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del Instituto Nacional de Estadística y del Ministerio del Interior.

Los datos sólo llegan hasta 2006 porque entonces se dejaron de publicar desagregados, y su publicación se ha ido deteriorando hasta ocasionar peticiones públicas de varios profesionales para una mayor transparencia y hasta el punto en que organismos europeos han preferido dejar en blanco lo relativo a las estadísticas españolas antes que publicar la información que estaba suministrando el Ministerio de Interior, por poco fiable (ver Aebi y Linde, 2010; Serrano Gómez, 2011).

Pero, ¿cómo mide la delincuencia la policía? Contando los delitos de los que tiene constancia. ¿Significa eso que hay más delincuencia que la que dice la policía? Evidentemente. Todas las veces que has delinquido, y no te han pillado, no están contabilizadas. A todos esos delitos que suceden y que el sistema penal no detecta, se les llama cifra oscura, y se estima que es bastante grande (pequeña para asesinatos, grande para evasión fiscal, por ejemplo). Por esto se ha señalado que las estadísticas policiales miden mejor la actividad de la policía que la de los delincuentes. Por ejemplo, si un día los policías no trabajasen, la delincuencia oficial sería cero, mientras que probablemente sería un día con delitos. Hubo un grupo de personas que pensaron que mejor que preguntarle a la policía, o para complementarlo, se le podía preguntar a la gente, en lo que se conocen como encuestas de victimización.

En España se le ha preguntado pocas veces a la gente si ha sido víctima de algún delito en el último año, o en los últimos 5 años. Aún así, si se juntan las tres encuestas de ámbito nacional realizadas (con algunas diferencias de método), la tendencia coincide con los datos policiales: la delincuencia en España ha disminuido ligeramente desde finales de los 80.

Gráfico 2. Personas que declaran haber sido víctimas de un delito (%) (1989-2008)

Fuente: García España et al., 2010.

La conclusión no es que en España la delincuencia ha disminuido, puesto que la policía puede haberse enterado de pocos delitos, o no poder contar cada año más porque sigan siendo los mismos policías y no den abasto (en realidad, ahora hay más policía que durante el franquismo). También puede ser que la gente tenga mala memoria o que no le dé la gana contarle a un encuestador su vida privada. En todo caso, lo que se puede afirmar es que no hay datos que digan que la delincuencia haya aumentado “mucho o muchísimo” en España. ¿Por qué lo piensa tanta gente, entonces?

Volviendo a nuestro tema, la cárcel, cabe preguntarse qué relación tienen los niveles de delincuencia con el uso de la cárcel. Parece claro que quien está en la cárcel ha delinquido, pero que no todo el que ha delinquido está en la cárcel. Yo no he estado preso, por ejemplo. A nivel agregado, la relación entre el número de presos y la delincuencia es compleja, y desde luego mediada por factores como la duración de las penas, las políticas sociales de un país o las alternativas existentes a la prisión. Para Canadá, EE.UU. y Finlandia, se observan tres tendencias distintas que sugieren que para entender estas variables necesitamos más información que la que nos provee el sentido común o las teorías jurídicas:

Gráfico 3. Evolución a lo largo del tiempo de las tasas de reclusos y delitos declarados en Finlandia, Canadá y EE.UU. (reclusos y delitos por cada 100.000habitantes) (1980=100)

Fuente: Lappi-Seppälä, 2008. Basado en estadísticas nacionales.

Volviendo a España, podría ser que la delincuencia, a pesar de no haber aumentado, sea mucha o poca. Para intentar que no sea meramente un juicio de valor, se puede comparar con los países de nuestro entorno. Ahí se ve que España tiene comparativamente poca delincuencia, y muchos presos (ver Díez Ripollés, 2006), lo cual apunta hacia un uso excesivo del encierro, más que a un problema de delincuencia. Con los gráficos anteriores en mente, de estabilidad en ligero descenso de la delincuencia, se puede ver ahora el de la evolución de presos.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, la Generalitat de Catalunya, el Ministerio del Interior y el Instituto Nacional de Estadística

Parece difícil explicarlo con los datos de la delincuencia. En 20 años en los que la delincuencia apenas varía, el número de presos se duplica muy holgadamente. ¿Por qué hay más presos si no hay más delincuencia? Ni siquiera es que la delincuencia haya disminuido proporcionalmente al aumento de presos, lo cual podría explicar que efectivamente encerrar a los delincuentes evita que se produzca delincuencia. De nuevo, hay que tener cuidado con cómo se mide la delincuencia. Incluso, podría ser que la gente tenga razón, pero lo interesante es ese consenso sin que existan datos en los que se basa. A su vez, la gente también piensa que en España hay pocos presos y que pasan poco tiempo en prisión, y los datos indican lo contrario. ¿De dónde nos informamos, cómo aprendemos, sobre cárcel y delincuencia? ¿Por qué tenemos tanta información sobre unas cosas y tan poca sobre otras?

Tal vez haya que mirar alrededor, o un poco más allá, y dejar de pensar la cárcel en términos estrechos relacionados únicamente con la delincuencia. La cárcel está inmersa en una red de relaciones institucionales que condicionan su funcionamiento; refleja unas visiones culturales a las que, a su vez, contribuye a dar forma; responde a relaciones de poder entre los distintos grupos que existen dentro de una misma sociedad; y se relaciona o enmarca dentro de políticas más amplias de gestión de la marginalidad, entre otras cosas. Pensar que la cárcel sólo es una respuesta automática a la delincuencia es no pensar la cárcel, sino sólo reflejar y reproducir la justificación de su existencia.

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Bibliografía:

Aebi, Marcelo y Antonia Linde (2010), “El misterioso caso de la desaparición de las estadísticas policiales españolas”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología 12. Ver.

Díez Ripollés, José Luis (2006), “Algunos rasgos de la delincuencia en España a comienzos del siglo XXI”, Revista Española de Investigación Criminológica 4. Ver.

García España, Elisa, José Luís Díez Ripollés, Fátima Pérez Jiménez, María José Benítez Jiménez y Ana Isabel Cerezo Domínguez (2010), “Evolución de la delincuencia en España: Análisis longitudinal con encuestas de victimización”, Revista Española de Investigaciones Criminológicas, 8. Ver.

García España, Elisa y Fátima Pérez Jiménez (2005), Seguridad ciudadana y actividades policiales. Informe ODA 2005, Málaga: Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología.

Lappi-Seppälä, Tapio (2008), “Confianza, bienestar y economía política. Explicación de las diferencias en materia de política penal”, en Serrano Maíllo, Alfonso y José Luis Guzmán Dálbora (eds.), Procesos de infracción de normas y de reacción a la infracción de normas: dos tradiciones criminológicas. Nuevos estudios en homenaje al profesor Alfonso Serrano Gómez, Madrid: Dykinson. Pp. 335-372.

Serrano Gómez, Alfonso (2011), “Dudosa fiabilidad de las estadísticas policiales sobre criminalidad en España”, Revista de Derecho Penal y Criminología 6: 425-454. Ver.

Ignacio González Sánchez