¡Ya Ha empezado nuestra campaña de goteo!

¡YA HA EMPEZADO NUESTRA CAMPAÑA DE GOTEO!

Picando en la imagen de arriba llegaréis a la página web donde podéis encontrar el vídeo en el que se explica de qué va e informaros de cómo se puede donar, de nuestras  motivaciones y expectativas, de las «recompensas» que hay para lxs donantes y del resto de detalles de la campaña, así como de las novedades que se vayan produciendo

Si tenéis intención de donar, por favor, hacedlo lo antes posible, no lo dejéis para más adelante, porque, al parecer, ver que la cosa va bien anima a la gente a colaborar.

Recordad  que Hacienda devuelve hasta el 80 % si haces constar la donación en la declaración. Aquí tenéis una «calculadora fiscal» para ver los detalles: https://www.goteo.org/calculadora-fiscal

¡ESTAMOS EN MARCHA! ¡CONFIAMOS EN VUESTRA SOLIDARIDAD! ¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!

El 20 de marzo, presentación en Valencia de la campaña de crowdfunding en solidaridad con Familias frente a la crueldad carcelaria

¡SEGUNDA PRESENTACIÓN DEL CROWDFUNDING, ESTA VEZ EN VALÈNCIA!

El próximo MIÉRCOLES, 20 DE MARZO, a las 19:00 horas, estaremos en Benimaclet presentando la campaña de micromecenazgo, coincidiendo con el inicio de la misma.

LLIBRERIA LA REPARTIDORA (VALÈNCIA) , C/ Reverend Rafael Tramoyeres 8, Benimaclet (València).

No faltéis
Dadle mucho amor y difusión

Y recordad, ¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!

El 17 de marzo, charla de Familias frente a la crueldad carcelaria en la marcha a la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira dentro de la XIII Feria Anarquista del Libro de Sevilla

Nos han invitado a hacer una presentación de nuestra asociación en la XIII Feria del libro anarquista de Sevilla. Será el 17 de marzo, frente a la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira, durante una marcha a esa cárcel convocada como parte de la feria. Nos encanta participar en este tipo de actos y agradecemos la invitación a la gente que los ha organizado. Además aprovecharemos para hacer allí la primera presentación de la campaña de crowdfounding que venimos anunciando y pensamos iniciar el 20 de marzo. Ponemos aquí arriba el cartel de convocatoria de la marcha y el nuestro donde anunciamos la presentación. En el enlace siguiente se puede encontrar la programación de XIII Feria del libro anarquista de Sevilla.

https://feriaanarquistasevilla.org/

FFACC (familias frente a la crueldad carcelaria)

La máquina social penitenciaria se justifica por el principio de reinserción social como finalidad de las penas de cárcel y garantizando teóricamente el reconocimiento y salvaguarda de los derechos de las personas presas que no hayan sido restringidos por la sentencia condenatoria. Palabrería, porque nada de eso se cumple, sino que el sistema punitivo en su funcionamiento real resulta sumamente destructivo tanto para quienes están condenados legalmente a sufrirlo y presuntos culpables presos como para sus familiares y gente cercana. Los mecanismos de garantía o defensa jurídica sólo funcionan para los presos ricos, una exigua minoría, que pueden gastar mucho dinero en abogados. Y el sistema punitivo se ceba en los pobres, estigmatizando a los más rebeldes o inadaptados y persiguiéndoles de por vida, a ellos y a sus allegados.

Las familias que llegamos a tener a alguno de los nuestros en la cárcel, hemos de sufrir, sin proceso ni delito, una condena tan grave o más que la de nuestros seres queridos encerrados: un gran impacto emocional, mucho dolor, ansiedad, frustración, indignación, impotencia… que duran tanto como la condena judicial y bastante más allá; estigmatización social, malos tratos y humillaciones permanentes por parte de los agentes del orden (policía, jueces, administración, carceleros…); gastos elevados y continuos que lastran enormemente nuestras economías domésticas… Familias frente a la crueldad carcelaria (FFACC) surge como un intento de autodefensa solidaria ante todo eso.

Nuestra asociación fue fundada por un grupo de mujeres con hijos, hermanos, compañeros o padres encarcelados, muchos de los cuales han encontrado la muerte dentro de los muros. Se apoya en la compañía y atención recíproca como principal fuente de energía, habiendo organizado varios encuentros en los que se celebran talleres, guiados por una psicoterapeuta, para aprender a cuidarnos, y asambleas en las que dialogamos directamente sobre nuestros problemas comunes y decidimos en pie de igualdad sobre qué hacer para afrontarlos.

Coordinándonos en lo posible con grupos anticarcelarios de la calle y personas presas en lucha, hacemos lo que podemos para denunciar ante la sociedad y las instituciones responsables todos los abusos que sufrimos, tanto nosotras como nuestra gente presa, por medio de movilizaciones en las calles, ante las cárceles, juzgados, instituciones penitenciarias, etc; utilizando lo mejor que podemos los medios publicitarios a nuestro alcance; y también hemos de meternos muchas veces en procedimientos judiciales con la consiguiente necesidad de abogados que nos asesoren y asistan profesionalmente. Esa es nuestra principal fuente de gastos.

Hasta ahora nos habíamos financiado con ayuda de una caja de resistencia de grupos libertarios de Valencia, ya desaparecida, donde nos integramos como un grupo más, organizando comidas populares, vendiendo libros, láminas, camisetas, etc. Las sinergias en que nos apoyábamos casi se han disuelto y nosotras estamos bastante agotadas, pero tenemos que seguir adelante, porque todavía tenemos gastos considerables sin cubrir y casos judiciales abiertos: una muerte en prisión, varios enfermos mentales encarcelados, presos con condenas interminables, denuncias de abusos…

«Cada vez que suena el teléfono pienso que me dirán que mi hijo ha muerto»: entrevista a la familia de un preso

La entrevista que viene a continuación ya la publicamos en abril de 2019, traducida de la versión catalana que había salido un poco antes en un suplemento anticarcelario de La Directa titulado Des de dins. La rescatamos ahora porque se explica muy bien en ella –a través de un ejemplo de la vida real y todavía, por desgracia, actual– lo que era y sigue siendo nuestra asociación, Familias frente a la crueldad carcelaria, ahora que queremos llamar la atención sobre ella y la actividad que desarrolla para pedir la solidaridad económica que necesitamos, si queremos hacer frente a nuestros gastos de apoyo jurídico. Va a hacer dos años que salió de la cárcel el hijo de Lydia y Alfonso, gracias a la abogada de la asociación, que logró que le aplicaran una acumulación de penas que, por negligencia o mala intención judicial y penitenciaria, no se le había hecho de oficio. Después de más de doce años encarcelado, el muchacho salió con su salud mental gravemente deteriorada y con una causa pendiente, acusado falsamente de atentado por los carceleros, después de un pequeño incidente debido a su enfermedad mental, que el sistema punitivo no sólo se negaba a reconocer y tratar, sino que había respondido a sus síntomas encerrándole aún más, en régimen especial de castigo, después de contribuir al agravamiento de su estado por un tratamiento especial de tortura e inducción al suicidio que le aplicaron en Puerto I. En la calle, no ha podido levantar cabeza, encontrándose ahora mismo ingresado en un planta psiquiátrica, y aún corre el riesgo de volver a la cárcel por la indecente y estúpida acusación mencionada.

Lydia y Alfonso tienen un hijo que está privado de libertad desde hace más de diez años. Ha pasado por diferentes centros penitenciarios del Estado español y actualmente se encuentra preso a más de 600 kilómetros de su casa. Aparte de la distancia y el gasto económico que les supone visitar a su hijo, también denuncian el maltrato y las vejaciones constantes por parte de la administración penitenciaria a los que está sometido. Ambos forman parte de la asociación Familias Frente a la Crueldad Carcelaria, un espacio donde compartir experiencias y cuidados con otros familiares y amistades de personas presas, dar voz y atender las necesidades básicas como facilitar el acceso a la defensa o ropa.

Antes de que vuestro hijo entrara en prisión, ¿qué imagen teníais del sistema penitenciario?

Alfonso: Una imagen bien distinta. Lo disfrazan de una manera que hasta que no lo vives en primera persona es imposible que te des cuenta. Los medios de comunicación no informan sobre lo que pasa dentro de las cárceles, sólo dan voz a los funcionarios. Yo pensaba que las cárceles eran centros de reclusión donde las personas cumplían sus condenas de una forma digna. Pero ahora me he dado cuenta de que es todo lo contrario. Es una humillación tras otra. Las personas pasan a ser desechos humanos.

Lydia: Yo tampoco tenía la misma visión que tengo ahora que lo vivo en mi propia piel. Tenía la idea de que cuando alguien hacía algo ilegal debía cumplir su condena. Pero de forma normal, sin vejaciones, ni humillaciones, ni agresiones ni dejándolos sin asistencia médica. Todo esto para mí ha sido nuevo. Nuestra experiencia está siendo nefasta.

¿Cómo afecta la cárcel a vuestra vida diaria?

A.: De forma indirecta nosotros también estamos privados de libertad. Dependemos completamente de la institución penitenciaria. Hay unos horarios determinados en los que nos podemos comunicar, entonces tienes que dejar lo que estés haciendo, si quieres hablar con tu hijo. Las visitas son una vez a la semana, si estás cerca, y si estás lejos, cuando te lo puedes permitir económicamente. Los trasladan para que no puedas verlos. Y eso les desestabiliza como personas. Esta es la razón de muchos de los problemas que suceden después en las cárceles. Según ellos son culpa de los presos, dicen que un preso se vuelve agresivo de pronto, pero yo creo que son ellos los que provocan que los presos se pongan violentos.

L.: A mí principalmente me afecta psicológicamente. Cada vez que hablo con mi hijo me pregunto: ¿será el último minuto de su vida? ¿Lo volveré a oir? Cada vez que suena el teléfono de casa pienso que me van a decir que mi hijo ha muerto.

¿Con qué situaciones concretas os habéis encontrado?

A.: La que más nos afectó fue el episodio de tortura y el maltrato que sufrió nuestro hijo en la prisión de Aranjuez. Encima no pudimos visitarle, ni su abogada tampoco. Automáticamente le impidieron el acceso a las visitas, al médico forense, a las llamadas. No había manera de ver la gravedad de las heridas. Otro tema es cómo nos tratan a los familiares. Lo hacen como si también fuéramos reclusos, con un despotismo exagerado. Y encima tienes que callar porque, si decimos algo, lo castigarán a él. Le pueden quitar las visitas, dejarlo seis meses sin comunicación. Una vez ya estuvimos seis meses sin poder comunicar. Decían que le habían encontrado droga y nos acusaban a nosotros.

L.: Recibimos una citación como imputados. Yo me cabreé muchísimo. Evidentemente, al final nos absolvieron, pero los seis meses sin ver nuestro hijo no nos los quita nadie. Después de que le pegaron la paliza que comenta mi marido, lo dejaron hecho un cromo, no querían que la abogada viera en qué estado estaba mi hijo e inmediatamente lo trasladaron a Zuera para que no pudiera contactar con ella. Querían que se recuperara de las heridas antes de que ella lo visitara. Finalmente pudimos denunciarlo y el proceso va adelante. Por este caso he recibido amenazas telefónicas por parte de funcionarios, pero no tengo miedo.

¿Sentís que la sociedad os juzga por ser familiares de una persona presa?

A.: En mi entorno no. Siempre nos han apoyado. Vivimos en un entorno de clase trabajadora y nunca me he sentido juzgado por tener un hijo preso. No somos los únicos.

L.: Quien nos juzga son los funcionarios cada vez que vamos a verlo. Y luego están las vecinas que lo hacen por el morbo. Te quieren sacar información para luego contarlo por ahí.

¿Qué es la asociación Familias Frente a la Crueldad Carcelaria?

L.: Es una asociación creada por familiares y amigos de personas que están presas. También hay personas que han perdido familiares dentro de las cárceles. El objetivo es que los presos puedan tener abogados, que sienten que tienen personas fuera que les apoyan… Por ejemplo, hace poco hicimos una calçotada y vendimos libros para recoger dinero para la caja de resistencia y pagar abogados. Participar en estas actividades también nos sirve para socializar y evadirnos un poco de la realidad que vivimos.

A.: De momento es una asociación muy joven, estamos empezando. Hemos organizado talleres de autoayuda, cuidados y apoyo mutuo para las familias. Hablamos con personas que tienen el mismo problema y sufren como tú. Gracias a la asociación nos damos cuenta que no estamos solos.

Itinerario de Familias frente a la crueldad carcelaria: continuamos preparando la campaña de crowdfunding

Las personas presas, como cualquier otra y un poco más, necesitan muchos cuidados, una parte de los cuales, por exigencia legal, deberían serles proporcionados por la administración penitenciaria que les mantiene encerrados pero está obligada por sus propias leyes a velar al mismo tiempo por su salud y calidad de vida y a proporcionarles los medios para su reinserción social, la finalidad constitucional de las penas de cárcel. Desgraciadamente, no es sólo que eso no se cumpla, sino que el sistema penitenciario resulta muy destructivo tanto para quienes lo sufren encerrados como para sus familiares y allegados.

Torturas y malos tratos frecuentes e impunes. Régimen de castigo por aislamiento sumamente destructivo. Traslados arbitrarios y punitivos, desarraigantes, desocializantes. Abandono médico. Uso arbitrario de fármacos psicotrópicos. Enfermos mentales presos y, frecuentemente, en régimen de castigo. No excarcelación de enfermos graves y terminales hasta que no es inminente su muerte. Doble discriminacón de las mujeres presas, pues las cárceles están pensadas para hombres. Explotación laboral. Condenas muy largas en general, con dos tipos de cadena perpetua, en la que la resocialización es imposible. Alto índice de mortalidad, por enfermedad grave, sobredosis y suicidios principalmente. Indefensión jurídica manifiesta.

Para intentar enfrentarse a estas situaciones las familias deben hacer grandes esfuerzos, con gran impacto económico, psicológico y social, en su salud y en su vida, como si, no habiendo hecho nada, tuvieran que sufrir también una condena. Nuestra asociación la formaron en 2017 un grupo de mujeres que tenían familiares presos o los habían perdido: sus hijos, hermanos o compañeros habían muerto estando en prisión. Entre ellas, Pastora González, la madre de Xosé Tarrío, que fue para nosotras una compañera importante por su contagiosa energía y gran corazón. Empezamos con mucho ímpetu. El apoyo y el cuidado recíproco entre nosotras era nuestra principal fuente de energía. Con ayuda de una psicoterapeuta, hicimos varios talleres en los que aprender a articularlo. Encuentros personales, directos, entre nosotras, que aprovechábamos también para hacer asambleas y tomar decisiones.

Encontramos apoyo sobre todo en gente libertaria de Valencia que mantenía una cierta comunidad de lucha, integrándonos como un grupo más en su caja de resistencia. Esa ha sido durante años nuestra principal fuente de financiación. Nos movilizamos juntas durante varios años en actividades de recaudación y, además, haciendo concentraciones anuales frente a las cárceles de Picassent y Albocàsser y también en la Secretaría General de Institucionanes Penitenciarias, coordinándonos en lo posible con las luchas de las personas presas y con algunos grupos anticarcelarios de la calle y buscando el contacto directo con la gente que sufría los mismos problemas que nosotras. También intentamos comunicarnos a través de redes sociales y otros recursos en internet. Nuestros gastos han sido mayormente los que nos ha ocasionado la necesidad de contar con abogados para denunciar e intentar buscar reparación ante las vulneraciones de los derechos de nuestra gente.

Aquella sinergia casi se ha roto. Pastora murió y otras compañeras han ido abandonando la asociación. Pero, aunque un poco agotadas, aún quedamos unas cuantas y, sobre todo, aún tenemos gastos sin cubrir y casos abiertos. Uno de ellos, por ejemplo, el de un muchacho que murió en prisión. Otros dos de enfermos mentales presos, uno de los cuales hemos conseguido que salga, pero persiste su enfermedad psíquica y aún le quedan causas pendientes, acusado por los carceleros, de cuando aún estaba preso y en régimen de aislamiento. El otro sigue preso y en régimen de castigo sin ningún tratamiento adecuado. Otros casos son de grandes condenas.

Nos dirigimos una vez más a personas y grupos afines para pediros vuestro apoyo en el desarrollo de la campaña de crowdfunding que estamos preparando. Nos vendría bien un poco de ayuda económica, desde luego, pero es tanto o más importante la comunicación y la solidaridad práctica, que crezca en lugar de ir a menos como parece suceder de un tiempo a esta parte. Es necesario afrontar lo que pasa en las cárceles, actuar día a día frente a ello. ¡No nos dejéis solas! ¡No dejemos sola a la gente encarcelada!

Por qué muere nuestra gente en las cárceles

POR QUÉ MUERE NUESTRA GENTE EN LAS CÁRCELES

Porque allí son habituales las torturas y malos tratos. Existe un régimen de castigo que destruye física y mentalmente a sus víctimas. Se traslada arbitrariamente a la gente, desarraigándola de su entorno social y familiar. Se obstaculizan las comunicaciones con la calle, imponiendo despóticamente su intervención o su privación como castigo. El acceso a la cultura casi no existe. Se censuran las publicaciones «por motivos de seguridad». No existe libertad de expresión ni de asociación. La explotación laboral es enorme. Las mujeres presas están doblemente discriminadas, por presas y por mujeres.

La situación sanitaria es catastrófica, porque la administración penitenciaria incumple sistemáticamente su obligación legal de asegurar a las personas presas unas prestaciones médicas, sanitarias y farmaceúticas iguales a las de cualquier ciudadano. Se abandona a los enfermos sin proporcionarles la medicación y los tratamientos que podrían salvarles. Y, sin embargo, no se aplica la legislación que dispone que deben ser liberados los enfermos muy graves y con padecimientos incurables más que cuando ya es inevitable su muerte a corto plazo. Los enfermos psiquiátricos constituyen un porcentaje muy elevado de la población reclusa, sin que se les reconozca su condición ni se les cuide, yendo a parar muchos de ellos, por el contrario, al régimen de castigo, de donde han salido muertos unos cuantos. En las cárceles no existe psiquiatría ni psicoterapia que valga. Y no es que pensemos que la actividad corriente de los «profesionales de la salud mental» sea ninguna panacea, pero siempre será mejor que el aislamiento, las porras de goma, el gas pimienta o las sujecciones mecánicas.

No es extraño que más de la mitad de los puestos de trabajo médico-sanitario permanezcan vacantes: ¿quién va a querer trabajar en condiciones tan indignas? De los que tienen estómago suficiente, muchos médicos suelen hacerse cómplices de las frecuentes torturas al hacer la vista gorda ante las lesiones resul-tantes. El tráfico de drogas ilegales está con-sentido, pero, además, se proporciona a los presos todo tipo de drogas legales adictivas sin apenas control médico, para que no molesten. Se suministra metadona sin necesidad y con tal negligencia que ha habido muchas muertes por sobredosis, administradas por los mismos servicios médicos carcelarios. La mortalidad –muchas veces por causas como sobredosis, suicidio o «muerte súbita»– es en las cárceles mucho más elevada que en la calle y abundan los fallecimientos en extrañas y dudosas circunstancias, nunca aclaradas, ya que no se cumplen los trámites prescritos legalmente para ello ni se ofrece a los familiares la oportunidad de exigirlos.

Las personas presas están indefensas frente a todo eso y ante multitud de decisiones de las autoridades carcelarias y judiciales que les perjudican gravemente. Los Servicios de Orientación y Asistencia Jurídica Penitenciaria y la justicia gratuita son insuficientes. Los Juzgados de Vigilancia, encargados de la «tutela judicial efectiva» de los derechos de las personas presas, inoperantes. El poder punitivo del Estado se ejerce sin respetar ninguno de esos derechos que, en teoría, lo justifican.

Somos familiares y gente solidaria con las personas presas. Algunas hemos sufrido la muerte de nuestros hijos, hermanos o compañeros, supuestamente confiados al “cuidado” de las instituciones estatales. Estamos intentando apoyarnos mutuamente, organizarnos y coordinarnos para afrontar, denunciar y, a ser posible, detener esa situación degradante. Nos dirigimos a toda persona o grupo que pueda sentir alguna solidaridad o afinidad con nosotras para pediros vuestro apoyo. Queremos hacer una campaña de “micromecenazgo” (crowfunding) para hacer frente a nuestros gastos pendientes y poder mirar hacia el futuro con un poco más de tranquilidad. Os agradeceríamos cualquier tipo de colaboración, económica, de difusión, o del tipo que se os ocurra. Esto es un primer contacto. Habrá más, y os avisaremos cuando iniciemos la campaña.

Familias frente a la crueldad carcelaria